viernes, 26 de marzo de 2010

La hora del planeta



Este sábado 27 de marzo te invitamos a unirte al movimiento "La Hora del Planeta" y apagar todas tus luces durante una hora a partir de las 8:30 pm

¿Qué es La Hora del Planeta?

Es un movimiento mundial que busca generar conciencia y demandar un compromiso basado en acciones encaminadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El primer paso es tan sencillo como apagar la luz durante una hora.

La Hora del Planeta inició en Australia en 2007 con la participación de más de 2.2 millones de personas, gobiernos y empresas comprometidas con la búsqueda de soluciones en beneficio de nuestro planeta. Un año después el evento creció al grado de extenderse a más de 370 ciudades de todo el mundo, convirtiéndose en un movimiento de sustentabilidad global.

Este año más de 500 ciudades de todo el mundo se han comprometido a participar, entre ellas están Pekín, Bogotá, Buenos Aires, Dubai, Kiev, Lisboa, Londres, Moscú, Roma, Sídney, Nueva York y Las Vegas.

En México, este evento se llevará a cabo a nivel federal, por lo que todos los mexicanos están invitados a participar.

¿Cómo participar?

Sólo tienes que apagar todas las luces de tu casa este sábado 27 de marzo de 8:30 a 9:30 de la noche. También puedes inscribirte en www.lahoradelplaneta.org.mx para manifestar tu preocupación por el presente y futuro del planeta.

convoca: WWF

miércoles, 3 de marzo de 2010

U2... y me pongo de pie



Era el primer partido de la NBA el año 2001 en Los Ángeles, cuando anunciaron de repente que U2 actuaría en el intermedio desde Boston. Las cámaras conectaron en ese momento y descubrieron a su cantante Bono, de rodillas orando, mientras comenzaba a recitar las palabras del Salmo 116 ante la televisión nacional : “¿Cómo podré pagar al Señor todo el bien que me ha hecho?” El cantante de la banda más popular de rock del planeta hacía suya así una vez más las palabras de David: “Levantaré la copa de la salvación e invocaré su nombre, cumpliré mis promesas al Señor”.

Tal expresión de adoración no deja de sorprender en un músico de rock, que es especialmente conocido por su lectura de la Biblia, pero también por la agresividad y el lenguaje obsceno de muchas de sus declaraciones. La espiritualidad de Bono es algo difícil de entender para alguien que examina su fe desde una perspectiva tradicional religiosa. Hijo de un católico y una protestante, el cantante de U2 se crió yendo con su madre y su hermano a una pequeña capilla de la Iglesia de Irlanda (miembro de la Comunión Anglicana ), mientras su padre iba a misa a la parroquia que había algo más arriba en el barrio de Finglas, al norte de Dublín.

Dice Bono: “Por todas partes veo la evidencia de un Creador, pero no lo veo como la religión, que ha cortado mi pueblo en dos”. De hecho, “no veo a Jesucristo como parte de una religión”, dice el cantante de U2. “La religión para mí, es casi lo que hay cuando Dios ya no está y la gente inventa una serie de reglas para cubrir ese vacío”.

U2 nace en un colegio de Dublín llamado Mount Temple. Era la única escuela no confesional en un país completamente dominado por el catolicismo-romano. Algunos profesores sin embargo eran cristianos. Una de ellas, dice Bono, “realmente nos mostró lo que Dios puede hacer en la vida de una persona”. Más de cien alumnos se reunían para orar cada mañana y a la hora de comer. Otro profesor creyente llegó a ser luego pastor de la Iglesia de Irlanda y haría la boda de Bono en 1982 con una de sus compañeras, Alison Stewart, con la que está todavía casado.

El guitarrista del grupo es un inglés conocido por el apodo de The Edge, se interesó por el cristianismo a raíz de un curioso episodio en un McDonalds, en el que un Hare Krishna empezó a ridiculizar a un hombre que estaba leyendo una Biblia. Es así cómo empezó a asistir junto al batería, Larry Mullen, a las reuniones de la comunidad cristiana evangélica carismática Shalom, donde Bono iba ya a estudios bíblicos y encuentros de oración. Los dos llegaron pronto a la fe por su testimonio. El bajista del grupo sin embargo, Adam Clayton, nunca se ha declarado como creyente y ha asistido siempre algo extrañado a las declaraciones de fe de sus compañeros.

Su segundo disco, October (1981) fue recibido como “un LP cristiano” por la principal revista musical irlandesa (Hot Press), que ha seguido siempre especialmente de cerca su carrera. Títulos como “Gloria” y “Rejoice” son verdaderos cánticos de alabanza, mientras que “Tomorrow” o “With A Shout (Jerusalem)” proclaman la cruz de Cristo. Hasta entonces eran muy pocos los artistas en el mundo del rock que declaraban su fe cristiana ante al gran público. Sólo Cliff Richard, el equivalente británico a Elvis Presley, era conocido por ser evangélico desde los años sesenta. Aunque Bob Dylan había anunciado su conversión dos años antes, con su álbum Show Train Comino, para muchos esto no era más que el clavo que faltaba ya para cerrar el ataúd.

Es cierto que se había creado toda una subcultura, que mantiene todavía una floreciente industria en el mundo cristiano, bajo la etiqueta del gospel o el rock de Jesús, como se le llamó a principios de los años setenta. Pero afortunadamente U2 no conocía nada de ese ghetto en su ámbito de Dublín, por lo que nunca se plantearon si ellos iban a hacer rock como una forma de testimonio. Su presencia en el festival cristiano de Greenbelt el año 81 sirvió en ese sentido no sólo para confirmar su fe, sino para mostrar su identificación con la filosofía de este encuentro conocido en todo el mundo por su separación del arte de toda forma de evangelización. U2 por eso realmente nunca ha querido utilizar su música como un medio para propagar su fe.

Esto creó finalmente una serie de tensiones en la comunidad de Shalom, cuando uno de los miembros de este grupo carismático en el norte de Dublín dijo que había tenido una profecía, por la que Dios les decía que disolvieran la banda. Bono, Larry y The Edge tenían apenas veinte años, por lo que no sabían muy bien que pensar al respecto. Alguien relacionado con el grupo entonces, Andy McCarroll tenía una banda parecida en Belfast, con la que había grabado un disco de new-wave, bajo el nombre de Moral Support, después de hacer un par de álbumes de folk. El pastor de su comunidad logró que abandonara la música, después de haber empezado atener cierto éxito. Esto
confundió mucho a The Edge, que solía pasar tiempo con él en Dublín.

¿Un Cristianismo sin Iglesia?

La dirección de muchas comunidades carismáticas empezó a tomar una forma cada vez más estricta y controladora a partir de los años ochenta. En muchos de estos grupos, el pastor dice todavía hoy a los miembros todo lo que tienen que hacer, por lo que no pueden tomar ninguna decisión personal sin consultarle antes a él. Algunas de estas iglesias en casas tienen incluso un sistema por el cual cada persona ha de dar cuentas a otra de todo lo que hace. Esto ha favorecido un clima enormemente autoritario, que ha llegado a conocerse en inglés con el nombre de heavy sheperding. Este pastorado pesado ha dañado tanto la imagen del movimiento carismático, que ha pasado para muchos de ser un ámbito de libertad, para convertirse en una atmósfera tan opresiva, que parece más propio de una secta que una iglesia.

Esto no explica la contradicción de un cristianismo sin iglesia, pero ayuda a entender el distanciamiento que los tres miembros creyentes de U2 tuvieron de su comunidad a partir de October. El ejemplo de sacrificio que para The Edge supuso el que alguien como McCarroll abandonara su carrera, hace que el guitarrista se plantee seriamente en abandonar el grupo en la época de War (1982). Ya que para él, “era reconciliar dos cosas que parecían excluyentes”. The Edge aún le confiesa al escritor Bill Flanagan el año 95, en su libro U2 At The End of The World que: “nunca resolvieron la contradicción, esa es la verdad, y probablemente nunca lo logremos”.

Es evidente que la fama trae ciertos peligros a nivel espiritual, ya que va unido a todo un estilo de vida lleno de tentaciones, donde uno puede quedar fácilmente atrapado en un mundo de drogas, sexo sin compromiso y un terrible materialismo. El problema es que cuando Dios da unos dones, esto supone riesgos, pero también una responsabilidad. No es mejor discípulo aquel que sacrifica sus dones, sino el que los usa para el Reino (Mateo 25:14-30), evitando no perder su alma, al intentar ganar el mundo.

U2 ha vivido desde entonces en el borde del abismo que separa lo profano de lo sagrado. Nadie negará que en esa delgada línea que divide el cielo del infierno, no hay veces que han sido quemados por las llamas, pero hay pocos ejemplos de músicos contemporáneos que hayan logrado mantener su fe, viendo su trabajo como algo más que una mera forma de entretenimiento. The Edge decía en el año 95: “Supongo que hemos cambiado mucho de actitud desde entonces, pero la fe central y el espíritu de la banda sigue siendo el mismo”. Aunque cree que ahora tiene “cada vez menos paciencia con el legalismo”, lo que mira es “simplemente si vives una vida de fe”.

Desde entonces es evidente que no han dejado de leer la Biblia. Sus citas se repiten una y otra vez a lo largo de sus canciones, pero a la vez han tomado un papel cada vez más claramente político . Comenzó con su oposición a lo violencia en Irlanda del Norte en War , pero continuó con un compromiso creciente con la lucha por la justicia social en el mundo. Esto preocupó a muchos cristianos, que los veían cada vez más lejos del corazón del Evangelio. Su discurso se hacía cada vez más violento y no desaprovechaban ninguna oportunidad de criticar el cristianismo norteamericano.

Su álbum del año 84, The Unforgettable Fire, fue el primero que hicieron después de dejar la comunidad. Este disco representa todo un salto de madurez, al hacer un misterioso trabajo lleno de carga poética y sonidos impresionistas. Su tema sigue siendo la esperanza, el calor del hogar y el amor que se entrega, pero sobre todo resalta el impacto de otra forma de entender la fe, inspirados por el ejemplo de Martin Lutero King. El titulo mismo viene de una exposición que vieron en el Museo de la Paz de Chicago, donde una serie de recuerdos de los supervivientes de Hiroshima acompañaba un homenaje a la figura de este pastor protestante. La canción que le dedicaron (“MLK”) cierra el disco de una forma similar a como lo hace el “Salmo 40” en War. Es un tema intrigante, lleno de profunda tristeza al recordar su muerte, que contrasta con la celebración de su vida que hacen en “Pride”.

“Si voy a América y pongo la televisión”, dice Bono el año 87, “empiezo a sudar enormemente cuando veo a esos tipos que han convertido la fe en una industria”. Cuando el cantante de U2 piensa en el evangelismo norteamericano, recuerda la mano de esos predicadores que pretenden hacer sanidades con una mano que parece salirse literalmente de la pantalla. “¡Es terrible!”, dice Bono, “soy cristiano, pero a veces me siento tan lejos del cristianismo”. Puesto que “el Jesucristo en que yo creo fue el hombre que tiró las mesas en el templo y echó a los que cambiaban el dinero, que eran como los televangelistas de hoy”. Es contra estos predicadores que habla Bono en el concierto grabado en la película Rattle and Hum, que “roban dinero al enfermo y al anciano”, ya que “el Dios en que yo creo, no le falta el dinero”, dice el cantante.

Si hay algo que te desarma siempre en las declaraciones de U2 es su honestidad. Bono se muestra a veces avergonzado por ser considerado un ejemplo de fe cristiana. Dice en una entrevista del año 88: “La razón por la que me atrae la luz de las Escrituras es porque muestra otro lado de mí que permanece oculto”. Aunque tiene grandes ideales y aspiraciones de paz, se siente capaz de la agresión más brutal. “Me gustaría poder vivir al nivel que exige el cristianismo, pero soy como un aficionado”, dice Bono.

Es por eso que la mejor declaración de fe que ha hecho U2 es tal vez su canción “I Still Haven't Found What I'm Looking For” (Todavía no he encontrado lo que busco). Este tema de The Joshua Tree (1987) es “una canción evangélica para un espíritu inquieto”, dice Bono. En él canta: “Rompiste los lazos / soltaste las cadenas / llevaste la cruz / y mi vergüenza / sabes que lo creo”. La redención, la expiación y la muerte vicaria de Cristo en una declaración teológica sin precedentes, llena de esperanza, en el espíritu de Filipenses 3:4-16. La fuerza escatológica de esta oración representa en ese sentido lo mejor del espíritu del gospel.

Es evidente que el estilo de vida de un grupo con el éxito de U2, no beneficia por supuesto su integración en la Iglesia. Ya que su fama hace que algo tan sencillo como sentarse en un banco y pasar desapercibidos, sea para ellos algo casi imposible. Como ha dicho Bono, si un día pudiera y quisiera asistir a una iglesia regularmente, sería aquella a la que más gente fuera en Dublín, pero no por algo que Dios hiciera, sino simplemente porque él estaba allí. Esa falta de compromiso y responsabilidad le hace verse en ese sentido como un Acróbata, en su canción de Achtung Baby (1991). Aunque asegura: “Me uniría al movimiento / si hubiera uno en que pudiera creer / Sí, partiría el pan y el vino / si hubiera una iglesia que me recibiera”.
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