San Isidro Mazatepec, comunidad de 4 mil habitantes ubicada en el municipio de Tala, Jalisco, es el único lugar del mundo donde elaborar, comprar o vender tortillas hechas a mano es un delito.
Así, la policía aplica operativos para combatir lo que podría denominarse tortimenudeo.
Los perseguidos relataron que la madrugada del 23 de abril policías e inspectores municipales realizaron una operación en San Isidro. El comando era encabezado por María del Pilar López Jáuregui, quien, identificación en mano, preguntó a Betzabé Figueroa Acosta, dueña del lugar: “¿Dónde están las tortillas?”
–¡Investígalo tú! ¡Yo estoy dada de alta en Hacienda! –respondió Figueroa Acosta.
Un grupo de colonos formó una valla para proteger a sus vecinos. La abogada Guadalupe Valle habló con los agentes, que huyeron en cuanto vieron a algunas personas acercarse con cámaras fotográficas. Aún así, el ayuntamiento clausuró el local y apenas el 22 de agosto realizó otro operativo.
El 25 de julio de 2007 el gobierno municipal que encabeza el perredista Cipriano Aguayo Durán aprobó el reglamento para el funcionamiento de tortillerías y molinos de nixtamal en el municipio de Tala, Jalisco, elaborado por iniciativa de 52 propietarios de tortillerías ante la “competencia desleal” de los habitantes de San Isidro. La regidora perredista Martha Lomelí, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del ayuntamiento, llevó la propuesta ante el cabildo.
El artículo 4 del reglamento prohíbe “la elaboración y venta de tortillas de maíz en cualquier lugar que no sea el utilizado por licencia municipal como tortillería y/o molino de nixtamal”. El 31 declara ilícita “la venta de tortilla caliente en tiendas de abarrotes, mercados, supermercados o en cualquier otro domicilio público o particular que no cuente con la licencia respectiva, así como la venta de tortilla caliente en forma ambulante”. Ambas disposiciones prevén multas, decomiso de producto y clausura de establecimientos.
El reglamento se basa en la norma oficial mexicana NOM-187-SSA1/SCFI-2002 sobre elaboración de masa, tortilla, tostadas y harinas preparadas. “No se puede vender tortillas a mano porque incumplen la norma”, aseguró en abril Aguayo Durán.
–¿Puede detallar la norma? –se le pidió.
–¡Ah, caray! Es un legajo como de unas 100 hojas.
–Un punto.
–Tiene que ser fabricada con conservadores para que la tortilla aguante, y ellos (los tortilleros informales) no lo cumplen: al día siguiente ya no sirve la tortilla.
“La norma no hace diferencia entre tortillas”, afirmó a su vez Elsa Ortega Pérez, verificadora de servicios de la Secretaría de Salud de Jalisco (SSJ).
–¿Corresponde a los ayuntamientos inspeccionar que se cumpla la NOM?
–No. Antes tendría que haber un convenio con la SSJ –explicó Pérez.
Mientras, las autoridades de Tala hostigan a quien vende tortillas hechas a mano, que llegan desde San Isidro Mazatepec “dentro de cajas de huevo o en bolsas negras”, dijo Brenda Figueroa.
A veces la policía detecta el trasiego. Fátima Cortés Bautista, de 10 años, fue capturada hace cinco meses cuando entregaba un pedido en una tienda de abarrotes. La presunta tortimenudista dejaba el paquete a un lado de la tienda y después volvía para cobrar. Esa vez no tuvo suerte. La descubrieron y le decomisaron la mercancía.
La tortillería clandestina de la madre de Fátima cerró en abril. Su marido debió irse a Los Ángeles, a trabajar de mesero.